Ya sé que no os lo vais a creer, pero he tenido que comprarme una libreta nueva porque la anterior no me dejaba escribir ni una sola palabra. Cada vez que... escribía, se reía. Entonces le dije a mamá:
- Mamá, iba a hacer el dictado, ¡mi libreta se reía!, por eso me tengo que comprar una nueva.
La nueva era muy seria y me aburría mucho. Como la antigua era muy graciosa la echaba mucho de menos. Entonces la visitaba y, cuando escribía en ella, nos reíamos las dos juntas.
Cuento de Eva Díaz Irigaray
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