Érase una vez un águila que un día tenía mucha hambre y se dirigió al lago.
De pronto se acercó al lago y se fijó en una serpiente y era la perfecta. La atrapó y, cuando la atrapó, se dirigió a su casa y, como era muy grande, invitó a unos cuantos amigos e hicieron una fiesta.
Cuento de Daniel Toledo Dalmases
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