lunes, 29 de junio de 2009

La libreta que tenía cosquillas. Cuento

Ya sé que no os lo vais a creer, pero he tenido que comprarme una libreta nueva porque la anterior no me dejaba escribir ni una sola palabra. Cada vez que... escribía, se reía. Entonces le dije a mamá:

- Mamá, iba a hacer el dictado, ¡mi libreta se reía!, por eso me tengo que comprar una nueva.

La nueva era muy seria y me aburría mucho. Como la antigua era muy graciosa la echaba mucho de menos. Entonces la visitaba y, cuando escribía en ella, nos reíamos las dos juntas.

Cuento de Eva Díaz Irigaray

La libreta que tenía cosquillas. Cuento

Ya sé que no os lo vais a creer, pero he tenido que comprarme una libreta nueva porque la anterior no me dejaba escribir ni una sola palabra. Cada vez que... el lápiz tocaba la libreta, se reía.

Un día mi maestra me mandó escribir un cuento y, cuando me puse a hacerlo, la libreta no me dejaba con sus risitas, se movía y solo me salían letrajos. Se me ocurrió hacer un dibujo y la libreta no se movia y así descubrí que a mi libreta le gustaba que le hicieran dibujos.

Cuento de Lidia Ruiz.

La libreta que tenía cosquillas. Cuento

Ya sé que no os lo vais a creer, pero he tenido que comprarme una libreta nueva porque la anterior no me dejaba escribir ni una sola palabra. Cada vez que... escribía se reía locamente.

Un día iba a escribir un dictado cuando empezó a reírse . Entonces decidí llevármela a casa y así, cuando me aburro, le doy con el lápiz me río yo también. Somos grandes amigas.

Cuento de Marisa Martín

La libreta que tenía cosquillas. Cuento

Ya sé que no os lo vais a creer, pero he tenido que comprarme una libreta nueva porque la anterior no me dejaba escribir ni una sola palabra.

Cada vez que... iba a hacer deberes se reía a carcajadas.Entonces le pregunté:
-¿Qué te pasa?
- Que me haces muchas cosquillas con la punta del lápiz -respondió ella.
- ¿Y si te hago un dibujo con ceras, que son blanditas?
- Vale -dijo.
- Serás mi libreta de dibujos.


La libreta que tenía cosquillas: Segunda versión del cuento.

Érase una vez una libreta que tenía cosquillas que vivía en el cuarto de Irene. Un día Irene fue a pintar en la libreta y sin querer le hizo cosquillas. Irene pensó que se reía de ella y se enfadó tanto que decidió tirarla a la basura.

La libreta tan triste fue andando y andando hasta que llegó a una casa donde vivía un niño que sólo pintaba con ceras, y se quedó con él.

Cuentos de Marta García

martes, 9 de junio de 2009

El dragón de color frambuesa. Cuento

El dragón de color frambuesa Draky era un joven dragón muy alegre y juguetón. Pero además era tan curioso que un día... estaba en el bosque comiendo frambuesas y vio a un ratoncito llamado Popi y le preguntó a Popi:
- Popi, ¿tú tienes casa? -le preguntó Draky.
Popi le contestó:
- No, vivo aquí en el bosque como tú.
- Entonces puedes ser mi amigo.
-Sí, le contestó Popi.
Draky subió a Popi en su lomo y echó avolar para ver el mundo.

Cuento de Sergio Peña

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El cortijo. Cuento


Había una vez un gallo, una vaca y un perro que vivían en un cortijo. Una mañana se encontraron una caja llena de pinceles y acuarelas. Decidieron entre los tres pintar el muro de aquel cortijo.

El mural quedó tan bonito y colorido que una mañana de primavera, unos turistas paseando se quedaron prendados de aquel lindo cortijo y decidieron hacerlo un museo con todos los dibujos que el gallo, la vaca y el perro dibujaron por todas sus paredes.

Cuento de Carmen Mesa de la Osa

La flor mágica. Cuento


Érase una vez una niña que iba al colegio como todos los días. Al abrir la mochila, cuál fue su sorpresa que encontró una flor de muchos colores. Ella la cogió y la olió.

De pronto la flor se hizo gigante. La niña se metió dentro y allí descubrió un mundo mágico donde las flores se mezclaban de diferentes formas y aromas. Cuando regresó pensó en hacer diferentes perfumes que le recordaran ese lugar.

Cuento de Mar Moya Moya


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El águila. Cuento


Érase una vez un águila que un día tenía mucha hambre y se dirigió al lago.

De pronto se acercó al lago y se fijó en una serpiente y era la perfecta. La atrapó y, cuando la atrapó, se dirigió a su casa y, como era muy grande, invitó a unos cuantos amigos e hicieron una fiesta.

Cuento de Daniel Toledo Dalmases