Un día, la maestra se enfadó mucho de ver que muchos alumnos no ponían bastante cuidado en hacer una buena letra. Al día siguiente nos recogió todas las gomas y nos presentó su nueva gran goma vengadora.
Desde ese día todos hacían buena letra. Era roja y, cada vez que la utilizaba lo borraba todo y teníamos que empezar de nuevo, así que todos hicimos la letra bien para no tener que repetir las palabras.
Cuento de Francisco Paloma
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