La jirafa sin manchas. Por Marta García Martínez
Había una jirafa que no tenía manchas, que se llamaba Lola, aunque sus amigos la llamaban la jirafa sin manchas. Un día, Lola fue a la ciudad y le pidió a un pintor que le pintara manchas y él se las pintó. Pero se las pintó rojas, después azules, después verdes, después naranjas,... y al final acertó, por fin se las pintó negras.
Volvió a su casa y ya no volvieron a reírse de Lola nunca más. Lola se casó y tuvo un hijo.
Y este cuento se ha terminado, colorín colorado.
La avispa molestosa. Por Elisa Álvarez Sánchez
Érase una vez una avispa que era muy molestosa. Todos los días entraba a la clase de 2º A y los niños y niñas se ponían nerviosos porque era muy nerviosa.
Luego, cuando salíamos al recreo, se comía los bocadillos de los niños y niñas. Una vez le picó a una niña en el dedo y le hizo mucho daño. Y esa es la historia de la avispa molestosa.
La jirafa Juliana. Por Mar Moya Moya
Érase una vez una jirafa llamada Juliana que paseando se rompió una pierna. Un día fue al veterinario y le dijo que le tenía que poner una venda en la pierna. Cojeando iba a su casa. Por el camino se encontró a sus amigas, que le preguntaron qué le pasaba. Ella respondió:
- Me he roto la pata - dijo Juliana.
Llegó a su casa y le dijo a su madre:
- Me he roto la pierna. Y la madre le contestó:
- No te preocupes, sé valiente. Juliana, -le dijo su madre- te vas a curar.
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